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Ilustrativa TSE |
Columna editorial del periodico el Dia
El debate presidencial de este domingo dejó una certeza innegable: Bolivia necesita dólares. No se trata de una consigna vacía, sino del punto de partida indispensable para reanimar una economía paralizada por la falta de combustible, la caída productiva y la amenaza creciente de inseguridad alimentaria.
Jorge “Tuto” Quiroga fue el primero en decirlo sin rodeos: hay que traer 12.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional para estabilizar las reservas, garantizar la provisión de diésel y devolverle oxígeno al aparato productivo. Desde el principio, su propuesta ha girado en torno a esa idea: sin divisas no hay movimiento, sin movimiento no hay empleo, y sin empleo no hay país.
Rodrigo Paz insiste en que no será necesario acudir al financiamiento internacional. Planteó que existen cerca de 1.300 millones de dólares disponibles recortando gastos superfluos del Estado y mejorando la eficiencia. Quiroga le respondió categóricamente: “El recortar gasto en bolivianos no trae dólares, ni en Bolivia ni en ninguna parte del mundo. Los dólares de fuera”. La frase sintetiza la diferencia entre ambos modelos económicos: uno apuesta por créditos externos para recuperar liquidez; el otro, por recursos internos aún no identificados con precisión.
Pese a que fue el más agresivo con su contrincante, Paz propuso reemplazar la “lógica de confrontación” por una de convivencia, prometiendo un gobierno de concertación que respete el libre tránsito, la propiedad privada y los acuerdos electorales. Tuto Quiroga planteó programas de empleo temporal similares al PIE y al Plan E de décadas anteriores,
Hubo coincidencia en impulsar una nueva Ley de Hidrocarburos. Paz habló de una norma moderna de incentivos 50/50, mientras Tuto propuso un esquema de impuestos variables y mayor flexibilidad para atraer inversión y recuperar la competitividad energética. “Solo así podremos tener un renacimiento energético”, afirmó, advirtiendo que si no se toman medidas, “las familias bolivianas están al borde de cocinar con leña".
Aun con diferencias, el eje común fue el económico. La palabra mágica del debate fue dólares. Quiroga logró poner sobre la mesa un diagnóstico preciso: la raíz del problema no es ideológica, sino monetaria. Sin dólares no hay combustible; sin combustible no hay transporte; sin transporte no hay producción ni abastecimiento. Su propuesta apunta a desbloquear el motor del país, generar confianza y evitar un colapso mayor.
Por supuesto, endeudarse no es una solución mágica, pero en el contexto actual puede ser una herramienta pragmática para evitar el colapso y recuperar estabilidad. Lo que propuso Quiroga no es simplemente pedir dinero, sino crear las condiciones para que la economía vuelva a moverse.
Paz, en cambio, navegó en la ambigüedad. Su discurso fue leído, genérico y poco técnico. No hubo claridad sobre cómo financiará sus promesas de “capitalismo para todos” ni sobre el futuro de los subsidios a los combustibles, tema que ambos evitaron por razones políticas.
El saldo del debate es que la economía domina toda la escena. No hubo grandes visiones estructurales, pero al menos hay una hoja de ruta inicial: traer dólares, estabilizar y empezar a producir.
Periodico el DIA