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Martín Sivak: “La respuesta de Evo Morales no alcanza para despejar las dudas frente a una denuncia tan grave”

 El periodista y escritor argentino publica ahora “Vértigos de lo inesperado” donde cuenta su cercanía con el expresidente boliviano: “hice de chofer, telefonista, sparring deportivo, agente inmobiliario, rival de ajedrez y editor de su libro de campaña”.

Foto:@MartinSivak


Por Daniel Gigena

Días antes de las recientes denuncias en contra del expresidente boliviano Evo Morales por abuso de menores durante su exilio en Buenos Aires, el periodista y escritor Martín Sivak (Buenos Aires, 1975) publicó Vértigos de lo inesperado. Evo Morales: el poder, la caída y el reino, “secuela” de Jefazo, retrato íntimo de Evo Morales, biografía publicada en 2008, en pleno apogeo del primer presidente indígena de Bolivia, que en 2019 fue acusado de fraude electoral y, finalmente, derrocado. Morales debió exiliarse, primero en México y luego en la Argentina, hasta su regreso al país natal, acompañado por una comitiva encabezada por el entonces presidente Alberto Fernández. En su nuevo libro, Sivak registra la fellinesca “última cena” de Morales en territorio argentino, en La Quiaca, con el expresidente Fernández y otros funcionarios del gobierno kirchnerista.

“En algún momento, pensé que Jefazo era una épica de la llegada a la presidencia y la mística de los primeros años de Evo Morales, y que Vértigos de lo inesperado sería un drama del derrumbe, las degradaciones y el despoder -escribe el autor de El salto de papá, en su nuevo libro-. Finalmente, resultó una aproximación a la intimidad, un ensayo sobre el ejercicio del poder, el relato de una megalomanía, de la obsesión por aferrarse a la jefatura del Estado y por recuperar en las presidenciales de 2025 todo lo que creía que le habían arrebatado”.

Su cercanía con Morales es manifiesta. “Desde la llegada de Evo a su exilio argentino, hice de chofer, de telefonista, de sparring deportivo, de agente inmobiliario, de rival de ajedrez, de editor del libro de campaña Volveremos y seremos millones y, sobre todo, de compañía -revela el autor-. Escuché planes, secretos temerarios y descabellados, vi más de cerca su vida amorosa, la desolación, la euforia contenida. En paralelo, registré todo lo que pude”. Por pedido de Morales, fue Sivak quien se ocupó de buscarle una casa en Buenos Aires, que encontró en el barrio de Colegiales.

En el libro hay referencias a anteriores acusaciones de abuso de menores en contra del expresidente boliviano, a las que días atrás se sumaron las de la exdirigente boliviana Angélica Ponce, que contó que, en Buenos Aires, a Morales lo visitaban con frecuencia cuatro menores de edad que oficiaban como “jefas de gabinete” y, a la vez, como “sirvientas”. Ponce fue expulsada en 2022 de la Confederación Sindical de Mujeres Interculturales por “difamar” a Morales.

En Buenos Aires, Morales residió además en una casa en Liniers y, antes de regresar a Bolivia y durante el primer año pandémico, en Martínez (la ubicación exacta, cuenta Sivak, la proporcionó en su programa de televisión un indignado Baby Etchecopar). Con Morales vivían, dice el autor a LA NACION, Noemí, joven pareja de Morales, y su hermana, y la asistente personal del exmandatario, Lourdes. “Nunca vi a menores de edad en la casa de Evo en Colegiales y pasé mucho tiempo ahí, aunque, desde luego, hay cosas que no veía”, afirma al ser consultado por las nuevas denuncias de estupro.

Morales, que se declaró “perseguido político” en Bolivia, se halla confinado en el Chapare, mientras se suceden protestas y cortes de ruta en apoyo al exmandatario.

En sus frecuentes visitas a Morales, el periodista -que a veces iba acompañado por su hijo Camilo- jugaba al ajedrez y al fútbol con el expresidente (en ocasiones, contra el equipo del Sindicato de Camioneros liderado por el sindicalista Pablo Moyano), además de escucharlo hablar sobre asuntos personales, sueños, pesadillas y proyectos políticos. Si triunfa en las elecciones de 2025, Morales le ofrecerá el cargo de canciller a Sivak, según se lee en las páginas de Vértigos de lo inesperado (paradójicamente, cuando conoció hace décadas al entonces joven periodista, pensaba que era un agente de la CIA).

Tras la renuncia a la presidencia en 2019 luego de casi catorce años en el poder, Morales llegó al país el 12 de diciembre de 2019 y solicitó la condición de refugiado. Regresó a Bolivia el 9 de noviembre de 2020. A inicios de octubre, el Gobierno argentino le retiró la condición de refugiado político a Morales.

Ponce también mencionó en su denuncia a Noemí M., una joven que reconoció que tenía una relación con Morales y que vivió en Buenos Aires con el expresidente; en Vértigos de lo inesperado aparece mencionada como Noemí y Noe. “Hablé con Evo del tema Noemí mientras jugábamos al ajedrez -escribe Sivak-. Contó que la venían siguiendo a ella y a su hermana en un minucioso plan de inteligencia. Emboscaron a la hermana el día que se había farreado. Fueron días de acusaciones gruesas: cinco casos de estupro y la posibilidad de nuevas denuncias. Amigas y amigos de Argentina empezaron a inquietarse por el tema. Todo parecía encaminado hacia un proceso judicial, acompañado de cancelación social. Le pregunté si no debía reconocer la relación. Fue de las pocas veces que me animé a darle una sugerencia muy tímida”.

En otra escena, menos adusta, se narra un almuerzo. “Evo iba y venía, y se impacientó por la demora en la comida. Diego abrió los chorizos, los hizo mariposa y convirtió en choripanes las dos baguettes que habíamos comprado en Carrefour. Las chicas, Lourdes, Noe y su hermana, condimentaban las ensaladas con música de bandas. Cuando le dije a Noe que lamentaba todo por lo que había pasado, desvió la vista. No parecía querer hablar del tema. Sí habló de sus ganas de estudiar administración de empresas”.

-¿Qué aporta tu libro para comprender el proceso actual en Bolivia y en especial al expresidente Morales?

-Vértigos de lo inesperado cuenta el origen y el desarrollo del conflicto entre el presidente Luis Arce y el expresidente Morales que ha dominado la política del país en los últimos años. La razón principal de la pelea es por quién será candidato presidencial en 2025. La falta de instancias democráticas internas para resolver el conflicto, y los fallidos intentos de mediación, han llevado al inicio de la descomposición del gobierno del MAS que, salvo durante el año del interregno del gobierno de facto de Jeanine Áñez, gobernó el país por casi diecinueve años. Los ataques arteros personales entre ambos se dan en el contexto de los severos problemas de gestión de Arce y el deterioro de la situación económica. Arce fue el ministro de Economía durante el llamado milagro económico boliviano.

-¿Qué relación tiene el nuevo libro con Jefazo y cuál es tu relación con Evo Morales?

-Conocí a Evo Morales hace treinta años por una entrevista y desde entonces he seguido y escrito sobre su trayectoria. Jefazo fue el relato del ascenso de Morales, el del niño campesino y dirigente cocalero que se convierte en el primer presidente indígena de Bolivia y sus primeros años en El Palacio Quemado. Este libro es la historia de su caída: la del presidente todopoderoso que está en camino a conseguir su tercera reelección y pierde el Estado, debe exiliarse, vuelve y, por una serie de circunstancias sorprendentes termina encerrado, como ahora, en el Chapare, con un pedido de detención por una denuncia grave, y sin resignar su candidatura presidencial de 2025.

-¿Cuál es tu opinión sobre el auge y el declive de Morales?

-En los primeros diez años de la presidencia, Bolivia conoció un tiempo único de crecimiento económico, reducción de la pobreza y la desigualdad, con estabilidad en el país históricamente más inestable de la región. Ese ciclo virtuoso empezó a truncarse cuando él llamó a un referéndum para continuar en la presidencia, luego desconoció un resultado adverso y forzó una nueva elección que terminó con denuncias de fraude, movilizaciones masivas en su contra que desbordaron al gobierno en las calles y, luego, un golpe de Estado en su contra. Aunque el MAS se recuperó muy rápido y un año más tarde arrasó en las elecciones, el liderazgo de Morales dejó de ser indiscutido y su delfín, a quien siempre trató más como técnico como político, se le plantó. Si bien las nuevas denuncias judiciales en su contra por estupro y trata de personas fueron ya hechas durante el gobierno de facto de Áñez, la respuesta de Morales de denunciar lawfare o persecución judicial, esto último es evidente, no alcanza para despejar las dudas frente a una denuncia tan grave como haber embarazado a una chica de quince años durante su presidencia.

-¿Cómo trabajaste en este libro?, ¿a quiénes entrevistaste y tuviste que acordar algunas cuestiones con Morales?

-Empecé este libro cuando empezamos, con Noah Friedman-Rudovsky, el documental The Burnt Palace [El Palacio Quemado] hace cinco años; ahora está en proceso de edición final y saldrá en 2025. Entrevistamos a más de cincuenta personas entre funcionarios y exfuncionarios, adversarios y al propio Morales. No acordé nada con él, como no acordé nada cuando publiqué Jefazo.

 La Nacion

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