COVID-19 (Getty) |
Los expertos de los Institutos Nacionales de Salud en el trabajo, que fue publicado en la revista científica Nature dicen que:"Demostramos la replicación del virus en múltiples sitios no respiratorios durante las dos primeras semanas posteriores al inicio de los síntomas", y agregan que también descubrieron que se puede expandir por todo el organismo, incluido el cerebro, y en algunos cuadros puede estar hasta ocho meses en el cuerpo.
En su investigacion, los expertos analizaron muestras de un tejido en el sistema nervioso de las autopsias de 44 personas que murieron por Covid y que no estaban vacunadas contra el virus. Encontraron rastros del virus en 84 lugares diferentes, como en el hipotálamo, el cerebelo, la médula espinal y los ganglios basales.
“Nuestro enfoque en intervalos post mortem (NdeR: después de la muerte de la persona) cortos, un enfoque estandarizado integral para la recolección de tejidos, la disección del cerebro antes de la fijación, la preservación del tejido en ARN más tarde y la congelación instantánea de tejido fresco nos permitieron detectar y cuantificar los niveles de ARN del SARS-CoV-2 con alta sensibilidad, así como aislar el virus en cultivo celular de múltiples tejidos no respiratorios, incluido el cerebro, que son diferencias notables en comparación con otros estudios”, agregaron en el estudio.
COVID prolongado
Expertos de la Escuela de Medicina de Harvard estudiaron y descubrieron que algunas personas que tuvieron graves cuadros por Covid envejecieron en algunas partes del cerebro.
“El envejecimiento es un factor de riesgo importante para el desarrollo de déficits cognitivos y de enfermedades neurodegenerativas. Aunque los cambios moleculares en el cerebro tras el COVID-19 no pueden evaluarse fácilmente en individuos recuperados, nuestros datos sugieren que el COVID-19 severo induce el envejecimiento prematuro en el cerebro humano, particularmente entre los individuos más jóvenes”, explicaron en el informe, que fue publicado en la revista Nature Aging.
"Nuestros resultados implican que, a largo plazo, se pueden observar mayores tasas de deterioro cognitivo y de trastornos neurodegenerativos entre los pacientes con el virus", agregaron.
Para llegar a ese resultado, analizaron el tejido del cerebro de 21 personas que fallecieron por el virus, y lo compararon con 22 muestras de sujetos que murieron por otras causas y que nunca tuvieron el virus.
“Ningún estudio ha demostrado aún las sorprendentes y profundas similitudes de los perfiles transcriptómicos (NdR: expresión de genes en un tejido y en un momento determinado) entre la enfermedad de COVID-19 y el envejecimiento en el cerebro humano”, comentaron.