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El MAS-IPSP, le responde al gobierno de Dina Boluarte

La Dirección Nacional de MAS-IPSP sacó un comunicado de respuesta al Gobierno peruano de Dina Boluarte luego de la prohibición de entrada al territorio peruano al ex presidente Evo Morales, a continuación el comunicado:

 Como escribió Mariátegui a propósito de los procesos revolucionarios en América Latina y el Caribe, “ni calco ni copia, sino creación heroica”. El Movimiento al Socialismo, Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) condena vehementemente la decisión del gobierno del Perú, encabezada por la señora Dina Boluarte, sobre la ilegítima decisión de prohibir a nuestro Presidente del MAS IPSP, Evo Morales Ayma y a otros ocho ciudadanos bolivianos, el ingreso a territorio peruano, decisión que no resiste el más mínimo apego al derecho internacional ni se ajusta a las normas más elementales de la diplomacia civilizada, peor aún, de la economía jurídica elemental que sostienen el orden constitucional y democrático de nuestras naciones. 

El comunicado de prensa MININTER N° 001-2023 sostiene que Evo Morales y ocho ciudadanos bolivianos vetados injustamente, habrían realizado actividades de índole política proselitista que afectaría la legislación migratoria, la seguridad nacional y el orden interno en el Perú. Nada más alejado de la verdad y nada más ridículo. Las declaraciones públicas de noviembre del 2021 de la mismísima presidenta del Perú, Dina Boluarte,  desmienten esta infamia intolerable. 

Resulta lamentable y penoso que un gobierno que se asume democrático y que dice defender el orden constitucional use la mentira como herramienta política para distraer a la opinión pública peruana e internacional acerca de las verdaderas causas que motivan hoy la conflictividad interna de nuestro valeroso pueblo hermano del Perú a quienes enviamos un saludo revolucionario y solidario frente a las atrocidades del régimen. Atribuir la protesta social, la movilización de los pueblos indígenas y de sectores urbanos empobrecidos en el Perú a una presunta injerencia política externa de militantes del MAS-IPSP de Bolivia constituye una excusa poco menos que infantil que impide comprender las fallas estructurales de raíces complejas y profundas en las que se mueve la sociedad peruana desde su propia creación. Sería aconsejable una relectura de sus historiadores, antropólogos, ideólogos o cientistas sociales como Basadre, Mariátegui, Flores Galindo o Lumbreras y de otros y otras connotados (as) personalidades. 

Responsabilizar a terceros por los dramáticos sucesos que afectan a nuestros hermanos peruanos es tan irresponsable como creer que la represión militar-policial terminará con la protesta legítima. Negar la realidad peruana es simplemente reafirmar el desquiciamiento político desde el cual se acusa gratuita y arteramente al MAS-IPSP y a su presidente, consagrado única y exclusivamente a la unidad y hermanamiento de nuestros pueblos.   

Como MAS-IPSP rechazamos categóricamente que Evo Morales o los compañeros vetados de ingresar a territorio peruano hubieran realizado actividades políticas proselitistas que afecten las normas internas del Perú. En decenas de actos públicos a invitación expresa del propio gobierno peruano, de instituciones públicas, privadas o de organizaciones sociales, oportunamente cubierto, inclusive por medios de comunicación hegemónicos y redes sociales, Evo Morales lo único que hizo fue compartir la extraordinaria epopeya del pueblo boliviano que tuvo la audacia de llevar  a cabo la transformación del Estado Republicano y colonial, racista, excluyente y genocida, en un Estado Plurinacional inclusivo, sostenido en la nacionalización de sus recursos naturales, en el dominio de su soberanía y en la distribución de la riqueza nacional, con arreglo a la voluntad popular expresada democráticamente en las urnas las veces que han sido necesarias. 

En incontables oportunidades y en presencia de autoridades elegidas democráticamente, Evo Morales relató a los distintos auditorios peruanos, que la única manera de transformar las fallas estructurales de su país, así como las diferencias sociales y económicas irreconciliables o el reconocimiento e inclusión de los pueblos indígenas en la vida nacional, consistía en transformar una constitución anacrónica mediante una Asamblea Constituyente y convertir el voto ciudadano en poder popular, dotándole al pueblo el atributo de definir su propio destino. 

Terminar con el miedo de los movimientos sociales frente al poder extranjero y sus cipayos criollos, expulsar al gobierno imperial de los EEUU, representado por su embajador golpista, así como a sus agencias coloniales e injerencistas como USAID, DEA, CIA, Comando Sur, desterrar las bases militares norteamericanas del territorio nacional, recuperar la autonomía económica de las manos del Banco Mundial (BM) o el Fondo Monetario Internacional (FMI) y poner límites al poder discrecional de sus títeres domésticos, acostumbrados a la enajenación y acumulación de tierras indígenas, a la evasión fiscal y la explotación inmisericorde de los trabajadores, no constituye de ninguna manera proselitismo, por el contrario, ofrece una experiencia particular de la heroica lucha de un pueblo que como el boliviano vivió sometido casi 200 años bajo dominio oligárquico y bajo la tiranía del poder extranjero saqueador de los recursos naturales. 

Despojarse de ambas tiranías es pues el camino que corresponde decidir a los propios pueblos. Como MAS-IPSP creemos que las historias de resistencia y lucha de nuestros pueblos hermanos, sometidos, humillados, condenados a la opresión y al genocidio no tienen fronteras y pueden democráticamente ser compartidas de cara a un futuro de justicia social, paz y mejor democracia en las tierras del Abya Yala. Los bolivianos seguimos fielmente el ejemplo rebelde de Tupac Amaru y los Katari reinvindicando su memoria y su legado de sangre frente a la opresión colonial que al parecer hoy continúa inalterable. No hay peor ciego que aquel que no quiere ver su propia realidad y el MAS-IPSP jamás ha exigido u obligado que otros pueblos sigan la experiencia boliviana, dolorosa e irreversible. Somos respetuosos de los procesos políticos que cada pueblo es capaz de engendrar y compartimos con Mariátegui respecto a la especificidad de los mismos: “ni calco ni copia, sino creación heroica”. De eso se trata, de que cada pueblo labre con su propia conciencia política y su memoria histórica la utopía necesaria. La libertad de expresión, bóveda bajo la cual la experiencia boliviana es compartida en todo el mundo, no constituye proselitismo alguno porque de suceder aquello, Evo Morales habría sido expulsado de las Naciones Unidas (NNUU), de la Organización de Estados Americanos (OEA), de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), de la Unión de Naciones del Sur (UNASUR) o de las decenas de países o cientos de universidades en los cuales expuso la gran transformación pacífica y democrática del pueblo boliviano. Narrar una experiencia heroica traducida en la victoria de un pueblo sobre sus verdugos no es subversivo como no lo será jamás que otros pueblos adopten autónomamente este camino. 

Lo que no se le perdona a Evo Morales en el Perú y en otras latitudes sometidas es que sea indio, antiimperialista, anticapitalista y un profundo militante del anticolonialismo. No se le perdona que hoy, a pesar de las más brutales persecuciones internas e internacionales y los múltiples intentos fallidos de asesinarlo, continúe fiel al legado bolivariano y Katarista frente al monroísmo norteamericano que solo ha sembrado terror y miserias en nuestro continente. No se perdona a Evo Morales que haya transformado sin disparar un solo tiro una república bananera condenada a la esclavitud moderna en un Estado Plurinacional con justicia social y dignidad. Conviene recordar una vez más que el actual Estado Plurinacional de Bolivia constituye para las fuerzas imperiales, capitalistas y oligárquicas, un mal ejemplo que debe ser extirpado de raíz como los invasores extranjeros extirparon de raíz nuestras costumbres, idiomas, tradiciones y religiosidad así como nuestra comunión con la madre tierra y nuestra filosofía del vivir bien. 

No se le perdona a un indio, a un obrero, a una mujer campesina o a un comerciante o trabajador pesquero ser presidente o cambiar el derrotero de sus pueblos porque se sigue creyendo religiosamente que los blancos, ricos, poderosos y extranjeros están predestinados a mandar, monopolizar el poder y gobernar perpetuamente. Deseamos expresarle que el MAS-IPSP hace suyas todas las declaraciones públicas del hermano Evo Morales Ayma respecto a la necesidad imperiosa de construir el Estado Plurinacional en Nuestra América. Algunas sociedades de nuestra región siguen con interés genuino el derrotero boliviano. Nada más auténtico, justo y necesario para nuestra segunda independencia nacional y regional y la posibilidad de despojarnos de una vez y para siempre de la ominosa dependencia del sistema imperial que nos condena al subdesarrollo y la desvertebración regional. La construcción de un proyecto estatal, popular-nacional e indígena latinoamericano y caribeño de raíz plurinacional constituye la utopía de nuestros pueblos del sur encarnados en el proyecto del RUNASUR. Si esta aspiración de unidad dentro de la diversidad constituye una amenaza a la seguridad nacional peruana o a su ordenamiento interno debo informarle que tendrá que prohibir a millones de militantes bolivianos que forman parte del MAS-IPSP el ingreso a su país. Nuestros militantes tienen la convicción que la plurinacionalidad lograda mediante una Asamblea Constituyente no constituye amenaza alguna para ningún pueblo o estado nacional, por el contrario, propone una salida democrática, concertada y pacífica frente a la acumulación de injusticias, racismo y desigualdad que solo conducen a la fractura persistente de nuestras sociedades. 

No nos sorprende que la oligarquía peruana y sus títeres políticos ultraconservadores obedezcan a pie puntillas las órdenes de sus patrones extranjeros que pretenden seguir explotando y saqueando a los pueblos indígenas del Perú, dueños legítimos e inmemoriales de la riqueza natural y su territorio. No nos sorprende la decisión tomada contra Evo Morales y militantes del MAS-IPSP de prohibir pisar suelo peruano. Por el contrario, nos sorprendería que una nación ocupada por fuerzas extranjeras, un estado privatizado al servicio del capital financiero externo y unas instituciones intervenidas desde afuera y desde arriba cometan el sacrilegio de mantenerse callados y no culpar a los llamados “indios herejes”, “terroristas” o “vándalos” de la ingobernabilidad o la inestabilidad, como se ha hecho creer en estos 200 últimos años. En el Perú y en otras latitudes de nuestra región, culpar a los indios, llamados también salvajes, de la inestabilidad y el subdesarrollo ha sido la coartada perfecta para justificar el genocidio como ocurre hasta el día de hoy. 

Finalmente, como MAS-IPSP no creemos que Mario Vargas Llosa, los herederos de Fujimori o los discípulos de Hayek, como Hernando de Soto y sus adláteres ultraliberales, comadronas del capitalismo languideciente, acogidos en su condición de visitantes, turistas o invitados a nuestro país constituyan de ninguna manera un riesgo para la seguridad nacional, el orden interno o para nuestra legislación migratoria por su solo derecho a discrepar ideológica o políticamente con nosotros. En el Estado Plurinacional de Bolivia se respeta la libertad de opinión, la libertad de pensamiento y la libertad de expresión como derechos humanos universales. No le tememos a las ideas como no le tememos al libre y soberano ejercicio democrático de transformar aquello que constituye un lastre para nuestros pueblos. Bolivia se construye en el marco de un Estado Plurinacional como la antítesis del estado colonial y la cualidad de la plurinacionalidad nos permite construir la unidad en la diversidad como única garantía para el ejercicio pleno de los derechos colectivos y ciudadanos. En Bolivia el MAS-IPSP y los movimientos sociales, con su lucha constante, sacrificio y cuota de sangre, ha puesto fin al largo ciclo histórico de la república oligárquica y racista, confesional, latifundista y proimperial. Este es un nuevo tiempo, el tiempo del pachakuti, el que convoca a los pueblos a forjar su propio camino y su futuro luminoso. 



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